Por Gabriela Halac 09.09.2010
10.9.10
Querido Lucas: Cada manana despierto pensando lo positivo que tengo, veo y puedo hacer. Desde mi pequeño lugar, intentar hacer lo que quiero y lo que debo con ganas y optimismo. Esta lleno de buena gente solidaria, trabajadora y no caer en refugiarme en lo negativo para justificar mi falta de compromiso. Es un poco lo que siento, beso.
Maria Freixas 09.09.2010
Para mi la palabra ciudad ya no alberga ningún rasgo positivo.
Nada mas deprimente o agresivo que entrar en el centro de la ciudad un
lunes a las 10 de la mañana...
Es en esos momentos en los cual logro comprender las matanzas en los
colegios de parte de niños con armas... (caso Columbine...)
Por momentos veo la ciudad con los mismos ojos que esos chicos...
deseando terminar con este sinsentido.
Y si trato de evocar bellos recuerdos... son aplastados por una
avalancha de malos recuerdos...
infinitas horas en trabajos inútiles que no llevan a nada...
amarguras... horas y horas haciendo colas para pagar no se que...
Todo esto que se podría ahorrar... tanta energía derrochada... todo
esto hace que mi sueño ideal, sea vivir en medio de la montaña sin un
solo vecino a la redonda hasta la linea del horizonte que alcanzo con
la vista!
Por Pablo Peisino 09.09.2010
Hola Lucas:
Te escribo ahora y en otro momento te envío la foto que acompaña lo que escribo ( porque aún no la bajé de la máquina de fotos)
Yo puse el cartel Ciudadanos/as en el "Autoservicio Joaquín", que está sobre la Martinoli, cerca de mi casa. ¿Porqué se me ocurrió ponerlo ahí?
Porque en el año 2001 tuvimos el impulso de dejar de ir a hacer la compra mensual familiar a los grandes y globalizados hipermercados.
En todos estos años de circular por este negocio - no tan pulcro ni tan prolijo ni tan variado como los otros- encontré que:
- cuando se juntan más de dos en la cola de la única caja, no hace falta que nadie pida que pase primero el que tiene menos mercadería; se mantiene esa regla implícita lógica de cortesía y amabilidad.
- porque se puede seguir sacando al fiado, anotando en el cuaderno, lo que me facilita la vida a mí y a chicos ya que pueden comprar algo que necesitan aunque no les hayamos dejado plata; y también pueden comprar lo que no necesitan, con la ventaja que la cajera-dueña te pueda dar la información - cuando le preguntás, no porque sea buchona - si se llenaron de papas fritas y coca cola o si compraron tomate y lechuga para acompañar un bife.
- porque siguen manteniendo el domingo como dia no laborable.
- porque el dueño te ayuda a cargar las cosas en el auto si tenés muchas bolsas, y si no tenés muchas bolsas también.
- porque el carnicero y el verdulero son los mejores ejemplares del humor y la picardía cordobesa que he conocido y te arrancan una sonrisa aunque llegues jadeando a las 8 de la noche a comprar algo para hacer de comer. Humor y picardía que me encantaría tener y que lamentablemente no poseo, a pesar de ser 100 % cordobesa-.
- porque cuando les pedí permiso para poner el cartel de "ciudadano" no tuve que esforzarme en explicarles de qué se trataba. Ni me dejaron empezar; dijeron: "Si, lo que quiera".
- Porque a la entrada y cerca de la caja, hay un sillón grande, que invita al que quiere a sentarse a charlar un rato, o a sentarse nomás.
Seguramente me olvido de otras cosas, pero en síntesis, todo esto que yo siento cada vez que voy al "Joaquín", son señales de resistencia a la indiferencia, a la pérdida de identidad, a la invasión, al acelere, al ritmo vertiginoso, que se instaló y predomina en la Martinoli desde hace 5, 8, o 10 años-.
La invitación que me hiciste a participar de tu proyecto me permitió ponerle palabras a esta vivencia cotidiana que para mí forma parte de la idea que tengo de ciudadanía.
Por María Inés 09.09.2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)