cuántas piernas que caminan tristes,
en chatitas, zapatos, zapatillas.
Veredas maquilladas con grasa y aceite
rencorosas baldosas,
tan angostas
que te aprietan las bolas.
Y sueño con Molière,
y veo a la Moli,
los filtros se perdieron
todos somos artistas.
La ciudad
una torta de mezquino vino,
impresión constante
yo que soy de pueblo
con cara de bueno.
Nicolás Filipacópulos. 19-10-10.