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23.9.10

Félix, en la línea de penumbra:
Yo escogería para mis recuerdos en un sitio ameno, una casa grandiosa con bosques y praderas dispuestos alrededor. Me parecería interesante recrearme con mil variados juegos y estúpidos bailes. Y por último pasaría el tiempo íntimamente acompañada de hombres y mujeres. Es un lindo lugar este que han creado como tu prisión.
esa Mujer







Damián Linossi   22.09.2010








Por Natalia Revilla  22.09.2010
Pensarme como ciudadana me remite a pensar en los derechos de todos y cada uno de los que habitan cada recóndito lugar de este país.
Y a pensar en las obligaciones de quienes tienen, por diversas razones, "mas" garantizados esos derechos que otros.
Me interpela, me obliga, me compromete a sumar para que la democracia nos alcance por igual.
Por dónde empezar? Por dónde seguir?
Va una foto tomada por mi hijo Marcelo que sintetiza, creo, alguna idea de la magnitud de la tarea que nos aguarda.
Saludos, 




Nora 22.09.2010







América dada vuelta

Describirme como ciudadano??
Hace un tiempo luego de girar un poco por el mundo me di cuenta que siempre regreso al mismo lugar, que tengo un barrio donde el almacenero me fia, donde los vecinos me conocen y yo a ellos desde toda la vida, los vi de niños, y de adultos, los vi y me vi convertirme en padre y me di cuenta cuanto los quiero y los necesito. Esa sensacion de pertenencia a un barrio humilde de albañiles y jardineros, de costureras y pequeños comerciantes me hace sentir bien, contenido y contenedor.
Por otra parte siento que hoy puedo contribuir a "modelar" la sociedad, hago unas gestiones para crear un centro de formacion tecnico profsional para romper la nefasta logica de los commodities, de la primarizacion de la economia, donde tal vez podamos reforzar acciones en pos de un trabajo con sentido, un trabajo digno con capacitacion en destrezas pero tambien con identidad.
Y vi a mi niño antes de ayer en la marcha en homenaje a su tio abuelo  Horacio y los jovencitos ejemplares secuestrados en la Noche de los Lapices y senti que vale la pena luchar y ser un ciudadano activo por una sociedad mejor.


Pablo Ungaro  22.09.2010
Un día pasé por la parte de atrás del Paseo del Buen Pastor. Bueno, no sé si es la parte de atrás, pero para mi esa la era la parte de atrás, por donde se escaparon las chicas, entre ellas mi lejana prima Barberis. Lo que siempre está allí es la iglesia de los Capuchinos, esa que es sostenida por unos pobres "pobres" que la cargan sobre las espaldas.
Allí, en la parte de atrás de ese Paseo, había una de esas gestiones culturales que invaden estos lugares. No soy bueno a la hora de poetizar este tipo de "acciones". No sé cómo llamarlas. Esta, la que me llamó la atención, venía (sí, así, venía) de una Universidad pública que no recuerdo bien cuál era, sí que era de la Provincia de Buenos Aires. Esta buena gestión consistía en una serie de cruces que hacían las veces de "representar" a los muertos en las Malvinas.
Había un cartel que anunciaba en que consistía esta obra: cruces (como las de los cementerios cristianos, la de los muertos) que querían decir algo como "esos muertos están muertos, no los tenemos que olvidar" Y había una lista de nombres que no recuerdo si decía quiénes eran, pero si no lo decía -o no recuerdo haberlo leído- es fácil de imaginar que debían ser la de los muertos.
La obra no tenía mucha imaginación puesta en gestión, más bien parecía una gestión hecha obra. Pero mi curiosidad, de ciudadano de bien, me hizo pensar en algo: ¿cuántos creyentes de otros credos que no sea el CAR había en el país? Ven, ahora esto sirvió para hacerme acordar que cuando hice el servicio militar obligatorio a todos los que respondíamos "sin religión", el
Cabo que nos llenaba la planillita, de buena onda, nos ponía CAR, "no querrás ser un comunista, no?". CAR: católica apostólica romana. Bueno, me fijé en la página web de la Secretaría de Culto -y algo más- de la Nación. Sorpresa,se reconoce un 30% de habitantes de otros credos. Nada dice de los que no
pertenecemos a ninguno.
Entonces me quedé con una gran incógnita: ¿si a mi me hubiese tocado morirme allá, me habrían puesto una de esas cruces? Otra más, ¿no había en ese grupo de soldados combatientes ninguno que no fuese CAR? Y más aún, ¿si una Universidad pública quiere con esta gestión/obra reconocer a los muertos, no tendría primero que reconocer a los individuos detrás de esos soldados/combatientes/muertos, a los simples ciudadanos, como me siento, que al menos merecemos no ser incluidos allí?



Por Pablo Belzagui  20.09.2010
Ser / Tener / Pensar
Cómo sentirnos ciudadanos...?


Ser solidario
Tener sentimiento de la equidad
Pensar en una democracia global y participativa



Ser un ciudadano ecológico
Tener respeto por la naturaleza
Pensar que no debo botar la basura en calle !!!



Ser trabajador
Tener participación
Pensar positivamente



Ser tolerante
Tener respeto por el otro
Pensar en la coexistencia intercultural



Ser justo
Tener sentido de comunidad
Pensar en la responsabilidad social



Ser ciudadano del, para y con el mundo
Tener intercambio de experiencias, saberes y apreciaciones con los demás
Pensar integralmente



Ser digno
Tener ganas
Pensar en un proyecto ideal. 


       


Joaquín Córdoba  22.09.2010
Ensayo sobre el ciudadano bacteria

Antes de la página blanca, quisiera pensarme como ciudadano del gran muladar que habita las entrañas de Colon. Este ciudadano no abunda, y es quien sabe descomponer el manual del provinciano que reserva un lugar en el mundo con los manguitos que sueña enviar al extranjero. Por el contrario hay colonias de anti-ciudadanos cuyo poder constipa, lo demás, se dice, es puro humo. Se escucha? Dicen, queremos construir ciudadanía, pues bien vayamos a las escuelas, démosles herramientas para que ejerzan sus derechos. Y que se obtiene? Habilidades necesarias para sobrevivir en el bajo relieve del anonimutis. No! Definitivamente no escribo sobre el ciudadano ilustrado que la Docta imagina reverdecer con elocuencia en la plaza pública, sino del ciudad-ano. Ojo! Este tipo de ciudadano no es una mierda resentida, sino un resto que cae y se hace bacteria. Una enorme novela podríamos evacuar en este sentido donde solo el cuello sabe lo que pesa.
Hay un lugar en el que me gustaría detenerme ante esta nueva figura del ciudad-ano. Primero que es un juego de palabras que de hecho a mi hijo le encanta. Segundo, pasando ya el ánimo de chanza, este ciudadano me es fácil describirlo como quien descompone la ilusión de una época, pero muy difícil de practicarlo ya que no es poca cosa hacer con lo que cae un estilo propio, muy por encima de los grandes cagadores de perlas. Cagadores de perla es una linda metáfora que Jacques Lacan utiliza para definir a la obra de determinados autores que consideran normales a los que logran un yo solido y que no pierden la unidad ante la embestida de las pulsiones parciales. No es una simple cita que confronta la unidad y lo fragmentario, la fortaleza y la flaqueza sino una ventaja ante cualquier ficción de pensar al ciudadano como centro.
Entonces, que, de este ciudadano cuyo estatuto pulsa en ocasiones, y cuya presencia no es fortuita ni perpetua. Un ejemplo, Plaza España al amanecer, vista panorámica, sensación de gozo, yo penetro la ciudad laberinto, pronto voy a intervenir, se mueve aún, mi mancha desde la otra escena hace un aplique, imprime una página al costado. Seguido a ello el anti-ciudadano, se impone con otra vista: la panóptica con sus transeúntes y estadísticas, ciego por atrapar al hormigueo porque los perros de Diana ladran. Cuantos irán? Pavor, ante decir cualquier pavada, pasión por encauzar el rebaño a mi corralito reconociendo como las avenidas ya se los llevan a su empleo. Hasta cuándo?
Entonces un atajo ante las pasiones del anti-ciudadno, ante la comedia metonímica: hijo, heces, dinero, falo. En lo posible descomponerla. De otra manera como no reproducir el efecto de aquellos ciudadanos embaucados en cuentos de sotanitos que instituyen una letanía para la masa crítica productiva.

Mis saludos a Piero Manzoni


Patricio Debiase 21.09.2010
la ciudad en la que vivo me hace sentir vieja
añoro
me escucho hablando de ella como si en algún momento hubiéramos ido al mismo ritmo.
pero nos hemos separado porque ya no nos parecemos
quede apretada entre medianeras
quede abandonada en el tráfico
y creo que toda esta confusión es para ocultar que se esta quedando sin personalidad
no es mas ella
es otra, para otros... mas jóvenes, audaces, ingenuos
yo igual, sigo acá
la añoranza es un consuelo feliz
y seguro la transformación traerá consigo nuevos desafíos
y la vejez nuevas herramientas para librarlos.



Por Julia Romano   20.09.2010
Hay una “línea de Valparaíso”,? una “letra de Valparaíso”, una “retórica de Valparaíso”…Cuando me pregunto a qué nos referimos con Valparaíso, siempre pienso en una oscilación. No creo que hablar de una ciudad sea fácil, ni menos representarla. Las ciudades tienen formas que podrían ser dibujadas, pintadas, desplegadas, fotografiadas, para de este modo ubicarlas en el imaginario colectivo global y señalar las características específicas de cada una. Pero es justamente en su condición informe donde se depositan las posibilidades de referirse a ellas abarcando su potencial crítico. Lo informe de cada ciudad sería aquello que no es solamente el diseño de los edificios ni su orden espacial, ni los modos de habitar determinados, ni los ciudadanos y las esferas públicas, si no que se trataría de una mezcla indeterminada de límites análogos y lógicas materiales. Estos elementos van tejiéndose, impactan sobre mi biografía y me atraviesan como espectros que componen aquello que entiendo como el espacio común, desafiando su futuro frente a las incertidumbres que se producen cada vez que adjetivamos y pluralizamos aquella palabra intraducible que significa Valparaíso, ¿Al Paraíso?




Por Paulina Varas  20.09.2010










Por Kiki Roca  20.09.2010


Ciudadana:
Lo diferente, lo múltiple: qué bueno es descubrirlo y darse cuenta de que una es capaz de ver, escuchar y sentir lo diferente y lo múltiple.










Ciudadano:
Amar mi país, desnudándolo.... mis mejores recuerdos de la niñez.









Por María Inés Peralta   19.09.2010